domingo, 2 de diciembre de 2012

Bonita casualidad.~♥

Ayer salí a caminar, a disfrutar del día, de la tarde, del aire puro y de lo que la naturaleza brinda siempre.
Llegando a la esquina de una plaza, de casualidad, me topé con alguien que antes solía llamarme muchísimo la atención, ya casi nunca nos veíamos y menos todavía nos hablábamos, ni siquiera la tengo agregada en alguna de las redes sociales. Aún así, sorprendentemente me saludo de manera sutil, me detuve y crucé la calle de enfrente donde ella se encontraba. Me abrazo riendo y dijo:

- Estás diferente.
-Correspondí el abrazo y respondí con una leve risa:- Por fuera nada más.

Nos liberamos y mirándome a los ojos preguntó:

- ¿Seguís siendo esa dulce, loca y divertida persona que sos? Ya que pongas lo que te pongas y hagas lo que te hagas-tocó mi pelo:- seguís siendo linda.
Miré al suelo algo avergonzada, y sentí cosquillas en todo el cuerpo cuando apoyó su mano en mi cabello y contesté:- Sí, tal vez menos inocente.
- No creo, pero está bien, supongo.
- Vos estás igual, pero más alta ¿Puede ser?-Indagué sin miedo.
- Espero-rió y añadió:- Después, sí, igual.
- Seguís llegándome hasta, a penas, arriba de los hombros.-Reí.
- Sí, es lo único bueno.-Y una sonrisa se pinto en su boca.

Quedé observándola sin dudas, ella miró a sus costados, atrás suyo y a mis espaldas. Me invitó a caminar al rededor de la plaza, si es que no tenía ningún plan, claro. Acepté, no tenía nada mejor que hacer.
En todo el recorrido, dimos demasiadas vueltas, perdí la cuenta en la treinta y siete. Hablamos de todo y me preguntó hasta lo impensable. Me contó de todo tipo de cosas de su vida en un instante y yo igual a ella.
Nos aconsejamos, nos dimos opiniones y consuelo. Y ahí fue cuando recordé qué me gustaba de ella hace casi tres años atrás. Lo sincera, divertida, atenta y la forma de ver las cosas, casi, tan parecido a mí.
Nos sentamos, se nos cansaron las piernas, a ambas, y preguntó, como antes, de mis dibujos.
En mi mochila, actualmente y en ese momento, tenía dos cuadernos, uno donde hago cualquier tipo de dibujo y el otro donde hago dibujos de mi pareja y cosas relacionadas con ella.
Le enseñé primero los dibujos raros y sin sentido. Aunque sin previo aviso cerro aquél cuaderno y tomó el otro. Sorprendida reviso cada dibujo, cada nota, canción y demás.

- Quisiera ser ella, sería lindo que me dibujaran por amor. Como antes.-Dijo mirando los dibujos.
- ¿Todavía tenes mi dibujo que te dieron  los chicos sin permiso?-Pregunté apenada. Me habían robado, mis amigos, un dibujo de ella que tenía en un viejo cuaderno y se lo dieron. Lo supe una semana después.
- Sí, debe estar sano y salvo en alguna de mis carpetas viejas

Seguimos hablando por otro largo rato más, ya había guardado las cosas, pero aún seguía siendo tema de conversación. De apoco la tarde se volvió una bella noche. Y hubo un silencio, no incomodo, uno que daba paz y me hacia sentir muy bien. Pero ella lo quebró.

-Sorprendida mirando el cielo comentó:- Se me hizo re tarde, perdón, pero me tengo que ir.
Se levanto del asiento, acarició mi rostro de manera suave mientras se acercaba y me beso despacio. Y volvió a hablar.
- Tenes la nariz fría, no te enfermes.-Hizo una pausa.- Cuidate, nena.-Dijo tan suave que casi parecía un susurro y esbozó una sonrisa.
-Toqué un segundo mi nariz y luego dije:- Vos igual, 'nena'.-Contesté dulce pero sarcástica. Ella es dos años y medio menor que yo.
Libero a su sonrisa y luego me hizo un gesto de burla sacando su lengua. Hice lo mismo y volvió a sonreír poniendo una mirada totalmente relajada. Dio media vuelta y se dispuso a marcharse sin mirarme otra vez.
Vi como se alejaba junto a la luz de la luna. Me quedé sentada allí por unos minutos, hasta que no la vi más.
Miré la hora, me sorprendí e inmediatamente me puse de pie, eran las 22:11 pm, y decidí volver a mi hogar.

Armaba y desarmaba una y otra vez, sin problema alguno, el Cubo Rubik, así al estar distraída creer que llegaba más rápido a mi casa. Una cuadra antes de llegar, guardé el Cubo y recordé en un instante toda la charla, desde el saludo hasta la despedida, que tuve con ella y mágicamente una sonrisa apareció en mí y sin darme cuenta dije en voz baja:

Qué linda es.

Y ahora quiero salir a caminar sola más seguido, de esa manera, tal vez pueda volver a cruzarla a ella o pueda encontrarme con alguien más y recordar y hacer recuerdos.~


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