jueves, 6 de diciembre de 2012

Ojalá nunca terminara.~♥

La luz clara del sol entraba por la ventana, iluminando gran parte de la habitación y también  mi cara, haciendo que me despierte. Miré mi pecho y ahí estaba ella durmiendo, besé su cabeza mientras acariciaba su mejilla y logré que se despertara. Volteó a verme.

- Amo ver tu cabello despeinado por la mañana.- Decía mientras alborotaba más mi pelo.
- Yo amo despertar a tu lado.
- Yo te amo a vos.-Y me besó.

Sus labios tan tiernos y cálidos apretaban de manera dulce a los míos. Tras cada beso, terminábamos con sonrisas.

- No debería de hacer falta que yo también lo diga. Es obvio que te amo.- Respondí con tranquilidad.
- Si deberías, porque me hace bien escucharlo.
- Entonces, en eses caso, lo diré más seguido. En cada ocasión que lo sienta, lo diré.
Se puso junto a mí y besó mi nariz, luego mi frente, seguido de mis mejillas, después mi pera y al final mi boca.

Todas las mañanas amanecíamos así, y siempre con esa lindas charlas. Nos levantábamos, ella cerraba las cortinas de la ventana, hacíamos el desayuno, nos bañamos a la misma vez, en el mismo baño, bajo la misma ducha.
Luego cada quién hacía sus actividades durante el día, al atardecer nos encontrábamos en algún lugar diferente cada día para merendar y luego volvíamos a nuestras cosas.
Cuando llega la tranquila noche, volvemos a nuestra casa. Cocinamos y cenamos. Hacemos alguna que otra actividad. Como leer libros, escuchar música, mirar alguna película o sólo hablar.
Cuando llega la hora de dormir. Ella abría las cortinas y nos recostábamos.
Algunas veces, entre tantas caricias, mimos, besos, abrazos y coqueteo terminábamos haciendo, aquéllo tan hermoso, llamado, amor. Y al terminar nos dormíamos con un abrazo.

Así era nuestra rutina, que tan rutina no era. Y nos brindaba una relación fresca, divertida y pura.
Todas las mañana, la brillante luz de la esfera roja y anaranjada, me despertaba, yo la despertaba a ella y nos dábamos un beso de buenos días.

Hoy no me desperté por la luz del sol... creí haber estado viviendo uno de mis días normales con ella, pero no.
Escuché la caída de un fuerte rayo, que estremeció las ventas y me sacó de mi sueño. Oía bien el viento que hacía bailar a las hojas de los árboles, como la lluvia caía, el sonido de las gotas al explotar contra el techo de la casa y en otros lugares. Era el mediodía, no madrugué por la luz del sol, ya que no tenía quién corriera las cortinas antes de acostarme. Y de todas maneras no tenía humor para levantarme temprano sin su compañía. Toda las costumbres cambian cuando alguien tan cercano se va, de la forma que sea, o por lo que sea, pero se va.

Mi mente me hizo una broma pesada. Como es, que aveces nuestra mente nos engañan con sueños, que parecen tan reales, para brindarnos un momento de felicidad. Pero al fin y al cabo, la realidad es realidad, y es la cruda y la única que hay.



No siempre soñar es suficiente, hay que pelear para que se haga realidad y ser feliz en verdad.~



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