Me besó silenciosamente.
- Estoy convencida, Carmilla, de que has estado enamorada - proseguí -. Y me atrevería a afirmar que sigues preocupada por algún asunto amoroso.
- Nunca me he enamorado, y nunca me enamoraré - afirmó Carmilla -. A no ser que me enamore de ti...
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